dijous, 8 d’octubre del 2009

- Sobre Primeras Reflexiones

Estos dos últimos días me he animado a escribir de nuevo sobre lo que recordaba guardar en algún sitio muy escondido dentro de mi cabeza. Siguiendo cuidadosamente mis manías a la hora de escribir, me he sentado delante de mi ordenador para alimentar esta necesidad que últimamente me quitaba el sueño algunas noches.
Siempre he sentido una importante atracción a todo aquello relativo a la vida. Todo aquello que nos rodea y que, por alguna casualidad, nadie le da suficiente importancia al asunto. "Eso se lo dejamos a los filósofos", comentan algunos con afán de burla y en un tono superlativo. Pues eso es lo que la gente como yo apreciamos. Algunos escépticos comentan que es una pérdida de tiempo, y en verdad, queridos lectores, así es. Lo más importante de todo en el momento de filosofar es saber si existe un mínimo de "feedback", es decir, una respuesta por parte de receptor (en este caso, vosotros, queridos lectores). Siendo poco coherente con mi discurso voy a probarme a mi mismo lanzándome al vacío delante de un público tan poco tangible como lo es el de la red.

El otro día, hablando, me sorprendieron con la siguiente frase: "No creo en la causalidad". Esta frase realmente me asombró muchísimo. Desde que tomé la asignatura de filosofía en bachillerato que he vivido convencido de que la teoría de la causalidad es la más acertada de todas a la hora de explicar cualquier hecho; así que pregunté "¿Cómo puedes afirmar que la causalidad no existe, si es una evidencia racional el mero hecho de que cada causa produce una coseqüencia?" o dicho del revés, cada conseqüencia tiene su (o sus) causas! La respuesta que recibí impactó en mi. No se trataba de una respuesta con un valor racional intenso, pero despertó en mi una fugaz reacción sentimental. "Creo que todas mis acciones pasan por un filtro (sujeto) donde yo avaluo cual es la mejor opción para cada momento". Aparentemente, mi yo más racional hubiera respondido "Entonces, no estás haciendo nada más que acceptar que tu causa a tu acción es la sola acción de reflexionar, como conseqüencia, tendrás tu reacción. Es pura física Newtoniana! Acción-Reacción". Pero me sumí en silencio. Reflexioné y caí en la cuenta de que no puedo encontrar la causa en según que situaciones fuera de lo físico y tangible.
Me explicaré; como ser humano, me gusta creer que puedo tener un control sobre todo lo que sucede sobre mi, pero sé que mi futuro depende en muy poca parte de lo que yo decida hacer conmigo mismo. Mi futuro depende de muchos factores y uno de ellos puede cambiarlo todo. Seguro que podríamos encontrar una equación donde todos los factores nos influenciaran en un resultado final. Curiosamente hay una ciencia que trata de explicar cosas así (la sociología, pero esto es otro tema).
A partir de ahí, todavía disponemos de la comentada teoría de la causalidad para refutar lo dicho. Lo que no tengo tan claro es que se pueda describir, ya sea a nivel matemático o al nivel que queráis, una variable que sea capaz de responder a lo que nuestro cerebro piense. Tenemos la manía de querer obtener siempre variables y variables empíricas. Ahora existe la psicología. Tienen esta mania de querer dominar todo el subconsciente. Y el subconsciente, amigos, ahí es donde quería yo llegar. ¿Cómo se puede predecir lo que inevitablemente no puedes pensar ni dominar? ¿Cómo podemos llegar a admitir que el subconsciente depende de nosotros mismos? ¿Acaso logramos dominar lo que queremos soñar todo el tiempo? Yo creo que es coincidencia soñar lo que queremos la misma noche que nos lo proponemos. Y ahí, ahí es donde vi yo una imposibilidad de validación de la teoría de la causalidad.
Aristóteles me diría "Todas las acciones humanas tienen una o más de las siete siguientes causas: suerte, natura, compulsión, hábito, razón, pasión y deseo." ¿Será la ciencia capaz de desvelar nunca en qué neurona se produce la primera idea? ¿Será capaz de encontrar de dónde salen todas estas ideas? ¿De dónde nacen los sueños, las invenciones, la imaginación al fin y al cabo? ¿Es que hay dentro de nuestro cerebro un "órgano" que se encarga de ello?
Y de todo esto deriva la pregunta: "¿Existen las casualidades?"
Yo no tengo ni idea de nada, al fin y al cabo, soy filósofo.

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