Habríase visto nunca semejante comportamiento suicida, semejante estupidez concentrada en un solo cráneo. Y lo mejor de todo era que se lo había metido voluntariamente todo dentro. A veces, como solía decirle su madre, la vida aparece en forma de percance, que por lo general nunca se ve, y entonces tropezamos como un conejo ciego. Sentía que dentro de si nacían flores alrededor de un sentimiento que no llevaba a ningún sitio. Simplemente se sentía estúpidamente feliz. Pese a todo lo que aquello comportaba.
En realidad, sus horas de nocturnidad no eran otra cosa que el resultado de todo un cumulo de distorsiones que volaban sin cesar por su mente y que no parecían dejarlo en paz. Ya quisiera poder seguir durmiendo serenamente como en cualquier otro periodo de su propia vida.
En realidad, sus horas de nocturnidad no eran otra cosa que el resultado de todo un cumulo de distorsiones que volaban sin cesar por su mente y que no parecían dejarlo en paz. Ya quisiera poder seguir durmiendo serenamente como en cualquier otro periodo de su propia vida.