Era lo que llevaba buscando desde hacía semanas. Últimamente no me reconocía a mi mismo; notaba que algo en mi estaba cambiando y en parte yo no lo quería. Me sentía como si estuviera perdiendo una parte de mi, como si medio "yo" se desvaneciera. Temía todo lo que eso podía conllevar pues junto aquello a lo que estaba perdiendo me había sentido fuerte conmigo mismo y con los demás.
Pero en aquél ambiente algo me estaba transformando de nuevo, me sacaba lo más profundo de mi persona a la superfície de la piel. Recuperaba lo que ansiaba, lo que parecía perdido, olvidado. Por un momento volvía a ser yo, el yo original, el yo sin responsablilidades, me libraba de todos mis lazos con lo que me rodeaba, me sentía bien. En cierto modo, me sentía como un niño recién nacido. Parecía una tabula rasa. Como si todo lo vivido hacia el momento no importara, como si no hubiera influenciado nunca en mi. Una especie de purificación, una vuelta a los orígenes.
Entonces caí en la cuenta de que esto era lo que todo el mundo buscaba. Librarse de todo lo demás, sentirse libre de lazos, de deberes, de obligaciones. La gente quería saltar, quería gritar, quería llorar por nada... Era raro en su medida, pero el efecto en masa que se estaba produciendo allí era impresionante. Cómo podía toda aquella gente reunir esas características y encontrarse en un mismo sitio a la vez...
Durante unos segundos abrí los ojos para ser testigo de lo que ahora puedo contar. Imaginé que cadacuál tenía su propia barrera; intraspasable, infranqueable, resistente y lo más importante: invisible e íntima.
Y yo estaba entre esta multitud de locos, sintiéndome libre otra vez, respirando el aire saturado del ambiente y ahogándome de la necesidad de desahogarme, pero viviendo una vez más mi propio yo.
Pero en aquél ambiente algo me estaba transformando de nuevo, me sacaba lo más profundo de mi persona a la superfície de la piel. Recuperaba lo que ansiaba, lo que parecía perdido, olvidado. Por un momento volvía a ser yo, el yo original, el yo sin responsablilidades, me libraba de todos mis lazos con lo que me rodeaba, me sentía bien. En cierto modo, me sentía como un niño recién nacido. Parecía una tabula rasa. Como si todo lo vivido hacia el momento no importara, como si no hubiera influenciado nunca en mi. Una especie de purificación, una vuelta a los orígenes.
Entonces caí en la cuenta de que esto era lo que todo el mundo buscaba. Librarse de todo lo demás, sentirse libre de lazos, de deberes, de obligaciones. La gente quería saltar, quería gritar, quería llorar por nada... Era raro en su medida, pero el efecto en masa que se estaba produciendo allí era impresionante. Cómo podía toda aquella gente reunir esas características y encontrarse en un mismo sitio a la vez...
Durante unos segundos abrí los ojos para ser testigo de lo que ahora puedo contar. Imaginé que cadacuál tenía su propia barrera; intraspasable, infranqueable, resistente y lo más importante: invisible e íntima.
Y yo estaba entre esta multitud de locos, sintiéndome libre otra vez, respirando el aire saturado del ambiente y ahogándome de la necesidad de desahogarme, pero viviendo una vez más mi propio yo.
Anti, fugim tots cap a un racó inhòspit i perdem-nos per sempre! Que no ens atrapin les urpes de la civilització i de la societat podrida de l'últim home!
ResponEliminaCom més pròxima està la nostra inserció a la vida social plena i responsable, més m'agradaria que el món de bogeria i frenesí que escrius fos real sempre.