Pese a todo no recordaba la dificultad para seguir adelante con aquella situación tan embarazosa. Todo iba muy rápido, pero en su corazón todo parecía suceder con una lentitud muy molesta. Su cuerpo temblaba siempre que abría la boca y esto hacía la situación todavía más y más incómoda. Aquella conversación era del todo vacía y carecía de interés por ambos lados, o eso es lo que le habría gustado que fuera.
Internamente se producía una situación paradójica. Su mente mantenía una férrea defensa en acoger la situación con frialdad, pero por el otro lado sus sentimientos no podían ceder a lo que antaño había sentido. Corría otra vez por sus venas con un ritmo implacable el recuerdo de todo lo vivido, los sueños que había tenido y las sensaciones que tan agradablemente volvían a su memoria. Quería romper con todo y lanzarse a un destino que no lo habría llevado a ninguna parte, pero que irrefrenablemente tenía ganas de volver a probar. Se sentía rechazado y ahuyentado como un oso junto a un nido de abejas molestas.
Había sido un día pasable. Otro día perro, pero en su consciencia no sentía culpa alguna, a diferencia de unos días atrás. Incluso el día había ido mejorando a medida que había avanzado. Había tenido tiempo para si mismo, para vagabundear por su piso e incluso hacer un poco de deporte antes de su comida.
Cerró los ojos y se durmió con un sabor agridulce en sus labios. El aire entraba, como cada noche, por su ventana y mecía las sábanas.
Internamente se producía una situación paradójica. Su mente mantenía una férrea defensa en acoger la situación con frialdad, pero por el otro lado sus sentimientos no podían ceder a lo que antaño había sentido. Corría otra vez por sus venas con un ritmo implacable el recuerdo de todo lo vivido, los sueños que había tenido y las sensaciones que tan agradablemente volvían a su memoria. Quería romper con todo y lanzarse a un destino que no lo habría llevado a ninguna parte, pero que irrefrenablemente tenía ganas de volver a probar. Se sentía rechazado y ahuyentado como un oso junto a un nido de abejas molestas.
Había sido un día pasable. Otro día perro, pero en su consciencia no sentía culpa alguna, a diferencia de unos días atrás. Incluso el día había ido mejorando a medida que había avanzado. Había tenido tiempo para si mismo, para vagabundear por su piso e incluso hacer un poco de deporte antes de su comida.
Cerró los ojos y se durmió con un sabor agridulce en sus labios. El aire entraba, como cada noche, por su ventana y mecía las sábanas.
feia temps que no escrivia al blog i per algun motiu li agafo el gust i faig diversos uploads al mateix temps. Aquí va el següent.
ResponEliminaUn reflex de certs canvis?
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